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trauma y apego
¿Qué es el apego?
El apego es la unión emocional que creamos con las figuras de cuidado que tenemos a partir de nuestro nacimiento. La función de este vínculo es encontrar una base segura para poder explorar el mundo. El feedback que tenemos de nuestras figuras de cuidado y apego cuando somos niños, es la base sobre la que se establecen nuestras creencias y modelos de actuación según a lo que nos enfrentemos. Aunque tenemos relaciones de apego durante toda la vida con nuestros seres queridos, no son siempre iguales.
Cuando somos adultos, la capacidad que tenemos de abstracción es mayor y no tenemos la necesidad vital de mantener a nuestra figura de apego a nuestro lado para sobrevivir. Aunque sí sabemos que los estilos de apego que tenemos de niños influyen en nuestro comportamiento en las relaciones de adultos.
Existen diferentes estilos de apego, aunque no suelen aparecer estilos de apego puros en nosotros, sino que podemos tener rasgos de unos y otros. Te pongo algunos ejemplos para que lo puedas entender mejor.
Apego seguro
Un niño que llora y es atendido por su madre, aprenderá que su madre está disponible cuando le necesita, y se sentirá seguro porque sus necesidades estarán cubiertas (dormir, comer, seguridad). La madre regula las emociones del niño mediante el cuidado y, cuando va creciendo, aprende a regularlas por sí mismo a través de la seguridad que su madre le ha dado. Estos niños crecen como personas más confiables, seguras de sí mismas, de sus capacidades y de lo que les rodea. Reconocen lo que sienten y lo gestionan, no lo ven como algo peligroso y son capaces de buscar ayuda en caso de necesitarla porque han aprendido a través de su madre que, si lo necesita, recibirá atención y cuidado. Esto no implica que sean personas que no sientan emociones desagradables o tengan dificultades para gestionarlas, pero sí tienen más facilidad para hacerlo.
Apego evitativo
Un niño que llora y es atendido por su madre, aprenderá que llorar es la forma de la que puede satisfacer sus necesidades, pero si su madre no acude a sus llamadas, aprenderá que no puede contar con su base segura cuando lo hace. Probablemente, esta madre no atienda las llamadas por miedo, porque no sabe cómo actuar ante ese llanto. Si el niño percibe que su madre le atiende cuando no llora, tenderá a adaptarse a las circunstancias y no llorar será una opción para encontrar seguridad (cuidado, atención, amor). Por ello, este niño cuando crezca, tenderá a desconectarse de sus emociones para no ser rechazado por los demás y dejará de mostrarlas y, con el tiempo, puede dejar de sentirlas.
Cuando este niño se convierta en adulto, pueden aparecer dificultades para sentir e identificar sus emociones y expresarlas a los demás, Esto puede derivar en problemas psicológicos, somatizaciones, etc. Se trata de personas que pasan por la vida sin dar importancia al dolor, utilizando la razón para pasar por temas dolorosos minimizando las consecuencias emocionales, tanto las que les afectan a ellos como a los demás.
Si te sientes identificado con ello, en psicoterapia puedes aprender a experimentar tus emociones, identificarlas y comprenderlas sin miedo, a tu ritmo. El objetivo es que encuentres seguridad y confianza en tus emociones y puedas escucharlas. Esto te beneficiará a la hora de verte a ti mismo/a, sentir seguridad y tomar decisiones. También podrás aprender a ver las emociones de los demás sin que resulte peligroso para ti. Para ello, contacta conmigo aquí.
Apego ansioso ambivalente
Un niño que llora y es atendido por su madre en unas ocasiones sí y en otras no, dentro de las mismas circunstancias, aprenderá que llorar es una estrategia que es posible que cubra sus necesidades, pero quizás no. No puede predecir que encuentre una base segura cuando se encuentre en peligro, y aparece angustia e incertidumbre hacia la propia supervivencia. Probablemente, la madre de este niño esté más centrada en sus propias necesidades, y no tiene por qué ser algo egoísta, sino que puede que esté viviendo una situación que requiere mucha atención por su parte, por ejemplo. Suelen ser madres estresadas. A medida que el niño va creciendo, no sabe qué esperar de su entorno y tiende a acercarse y alejarse de los demás en función de su interpretación de las situaciones, siempre desde el miedo y la angustia.
Los adultos que han crecido con este estilo de apego suelen ser personas inseguras en sus relaciones sociales y con ellas mismas, o que tienen miedo a que su pareja o seres queridos les abandonen. Sienten ansiedad cuando perciben que han hecho algo que ha podido molestar al otro e intentan compensar lo que creen que han hecho mal para satisfacer a la otra persona. Muchas veces se olvidan de sus propias necesidades en pro de las de los demás para asegurar que están a su lado.
Si te sientes identificado con alguna de estas características, la psicoterapia puede ayudarte a comprender cómo estás funcionando en tus relaciones y comenzar a sentir más seguridad en ellas. Aprenderás a reconstruir las creencias que tienes sobre ti a través del trabajo con autoestima, y verás poco a poco que lo que percibes dentro de tus relaciones lo haces a través de la inseguridad. Trabajarás en ello y comenzarás a sentirte más libre de tus relaciones, siendo tú quien decida dónde y cuándo estar en base a tus necesidades. Y yo, puedo ayudarte con ello. Contacta conmigo aquí.
Apego desorganizado
Un niño que llora y en ocasiones le atienden, en otras no e incluso en otras se ríen de él, le pegan o aplican otro tipo de abuso, desarrollará un apego desorganizado, ya que no sabrá a qué atenerse, y percibe que su figura de apego es una amenaza. Estos padres suelen ser personas que tienen sus propios traumas sin trabajar y actúan como pueden, pero dando un trato negligente a sus hijos. Los niños no saben cómo responder ante una amenaza porque no tienen una base segura a la que acudir para que le proteja, y su referencia de base segura, es una amenaza en sí.
La experiencia resulta tan abrumadora para el niño que aprende a disociar la realidad, y puede llegar a desarrollar un trastorno de personalidad en la edad adulta. Son personas que han normalizado las agresiones y la violencia en sus relaciones, con grandes dificultades para tener relaciones íntimas de calidad. No han desarrollado la empatía y no respetan las reglas sociales.
Es el tipo de apego menos común, pero si te sientes identificado/a con ello, puedo ayudarte. Es posible que sientas que el entorno es una amenaza para ti y que en cualquier momento te pueden agredir en la forma que sea. El primer objetivo de la terapia es que encuentres un espacio de seguridad donde puedas sentir confianza, para después poder conocer cuáles son tus pensamientos, emociones y creencias, y ver si podemos identificar los de los demás para poder actuar en base a ello. En cuanto a la disociación de la realidad, puedo ayudarte a encontrar tus propios recursos para enfrentarte a ello. Contacta conmigo aquí.
¿Qué es el trauma?
El trauma es una herida emocional que aparece cuando vivimos experiencias únicas o varias experiencias acumuladas en el tiempo, y algunas están relacionadas con las experiencias de apego. Cuando aparece trauma, la persona no puede procesar lo que vive y la experiencia se bloquea y no se elabora. Esto puede provocar que nos sintamos de una manera muy similar a la que nos sentimos en el momento en el que sucedió aquello, muchas veces sin darnos cuenta de la relación.
Podemos encontrar traumas únicos o traumas repetidos:
- Traumas “T”: Son experiencias que por sí solas pueden provocar una herida emocional y, por tanto, un Trastorno de Estrés Postraumático. En estas vivencias podemos experimentar la sensación de muerte o amenaza grave contra la integridad propia o de otros (accidentes, agresiones, catástrofes, etc.).
- Traumas “t”: Este tipo de trauma es el más relacionado con el apego. Son experiencias repetidas que nos pueden parecer poco peligrosas, pero, si las experimentamos una y otra vez, se puede generar una herida emocional. Estas vivencias (humillaciones, situaciones de rechazo, pérdidas, faltas de atención en momentos clave, etc.), amenazan las creencias sobre nosotros mismos y sobre las personas de nuestro entorno.
- Trauma evolutivo: También relacionado con el apego, es un tipo de herida emocional por abandono y negligencia de los padres al niño y que afecta sobre el sistema de seguridad de la persona.
Si quieres saber cómo puedo ayudarte a solucionar tus problemas relacionados con el trauma, haz click aquí
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